
Y, últimamente, me siento tan desesperada que, por las noches, como sal y busco detrás de cada retrato, un rastro de ti.
E, inevitablemente, me sangra tanto el recuerdo que no intento drenarlo más.
E, inesperadamente, mis anhelos parecen sombriós garabatos a lápiz.
Y, desgraciadamente, mi mirada ansiosa es sólo un sueño que se pierde en la penumbra de la vigilia.
Y, rápidamente, el reloj de arena que marca mis horas me evade descaradamente.
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