miércoles, 14 de abril de 2010

Análisis de mis días neuróticos

Librarme del estrés de las copias, los controles y los informes semanales es complejo por estos días. Pero desde anoche me ronda por la cabeza la idea de volver a escribir. Hace casi dos meses ya de eso. Aún así lo deseo.

Pensar en teoría sociológica, los carísimos controles de Manrique y la estadística de Ponce me carcome el cerebro al punto de no tener idea alguna. Que si la alienación sólo se da en el capitalismo? Mentira. Yo la sufro en carne propia. Si respiro es porque es natural, sino me olvidaría. I swear.

En fin, acepto lo que me toca. Y pues sí, la sociología me gusta. Aún no me apasiona. Pero ya llegará.

Dejar atrás las tardes leyendo a Gabo me hace extrañar el verano, aquella sensación de libertad para poder leer lo que quisiera y no encerrarme solo en la Modernidad y los tres clásicos (que ya odio).

True, true. Tal vez si hubiera sido más "libre" y no siempre constituida por la "sociedad", como dice Hegel, hubiera dejado todo para estudiar música. Pero sí, soy una cobarde. Lo reconozco y no me interesa. Seré cantante de algo aunque sea a los ochentaymil años.

Me miro en el espejo y no suelo reconocerme. Entiendo que la crisis existencial que mis neuronas pasan no es del todo agradable. Ayer no pude dormir hasta las 2 de la mañana. Qué noche. También entiendo que la cafeína ya no me hace efecto y que el Red Bull se avizora como una gran oportunidad para no dormir, no soñar.

Eso me recuerda. Ayer fui a una conferencia sobre los sueños en Grecia Clásica. Me encantó. El otro Martes toca los sueños en el Imaginario Andino. La cita, en el Auditorio de Sociales.
Mientras mi psiquis se adhiere al nuevo ritmo en Facultad, mi hígado se prepara para un coma etílico el sábado 17. Bautizo de Sociología.

Me atiendo, me dejo, me olvido, me despido.

I'll come back.