lunes, 9 de marzo de 2009

Un cuento sobre la luna y el sol

Aquella noche la luna dormía, ¿habrá salido con el sol? Lucy quiso creer eso, qué imaginación la tuya, sabías que no era cierto, sabías que el sol no saldría jamás con la luna, sabías que aquella estrella, la de Belén, le robó a la luna su único compañero. Entonces dónde está te preguntaste, por qué no salió hoy. Mamá dime la verdad, ¿la luna no saldrá hoy, cierto? Pero tú ya sabías que no era cierto, tú ya sabías que el sol no estaba enamorado de la luna, que para el sol solo existía una luna y esa era Belén. Pero mami, el sol no está enamorado de la luna, replicaste, creíste que ella te escucharía, que le importarías aunque sea un poquito, que te respondería, que dejaría de evadirte. No Lucy, no lo pienses, solo duerme, solo inténtalo, solo evádela. El sol salió, ya era de día. Pero sabías que todo seguiría igual, que para ella no existirías. Lucy ¿por qué la quieres tanto? Te preguntaste. Ella no es tu madre, pensaste, una madre es la que escucha, la que entiende, la que cuenta cuentos en las noches, y te sorprende cada día con nuevas historias aún más increíbles que las del día anterior. Ahora ella dormía, dormía como nunca, mami por qué no despiertas, mami qué te pasa. Intentaste despertarla, la moviste de un lado a otro, gritaste su nombre muchas veces, qué te pasa mamá, mamá despierta, mamá el colegio, mamá tu trabajo, mamá te quiero. Creíste que te escucharía, creíste que ahora sí entendería. Mami estoy aquí mírame. La cogió entre sus brazos, Lucy lloró. Había sido ella Lucy, ella quien te contó el cuento de la luna, el sol y la estrella. Había sido ella, quien aún estaba ahí, quien aún respiraba. Lucy qué había pasado contigo, dónde estabas, por qué no te veía. Miró sus manos, cubiertas de sangre, su rostro demacrado por la enfermedad. El cáncer te había devorado. Tal vez era por eso que no te veía. Porque la muerte había arrasado contigo y con su pequeña, con aquella que mamá aún soñaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario