
Qué es lo que viste en mí
qué es lo que te hizo abrir así tus miedos,
tus piernas, tu calendario las siete puertas sagradas de tu santuario,
la extraña luz de tu cámara oscura,
el infranqueable cerrojo de tu armadura
(Las transeúntes - Jorge Drexler)
Me pregunta si quiero bailar, no señor. La Silvia en mi interior, dice que no.
La casona silenciosa botaba amor, el auto de fuego transportaba españolitas caminando,
los zapatos almendrados no paraban de bailar, tu sonrisa perfecta me miraba, me aplaudía.
Mi abanico, mis castañuelas, reían, reían, más que nunca, más que siempre.
La guitarra y los borbotones de antiguedad bailaban con mis manos, tus arrullos
El destino ¿existe? es mío, y es de nadie y es eterno
Renací cuando escuche tu voz cantando en el alba bajo la lluvia mojada de un Abril más.
¿Qué dices? No te escucho, escucho al alterego de tu sombra, aventurero, divertido y no entiendo.
Tu corbata se atora, mal momento, el escuálido rayo de luz entra por mi puerta, avergonzado, con miedo,
miedo de ti, de mí, de la noche, del adiós, del sueño,
del sueño soñado, desafortunado y triste.
La trompeta no quiere dejar de cantar, las paredes almidonadas de locura me miran y ríen, siguen riendo
como tus penas y las mías, extrañas y juntas.
El corazón vive más que tú y yo y las zapatillas de ballet,
más que la luna en un dia de primavera y los sonetos de un triste escritor,
más que el asombro del payaso Benitín y el piano del pianista incierto
cuando desde el balcón te veo pasar con bastón en mano y pañuelo que saluda a una señorita,
sí señor, esa señorita que no quiso bailar aquel vals sin estribillo.