
Creo en los mañanas, en los ayeres, en las casualidades de la vida,
en los enceres del destino, en los juegos de azar, en la naturaleza de los hombres,
en el tiempo perdido y recuperado.
En los besos jamás dados, en los avatares de una voz, en las intricadas piezas de un piano.
Creo en las minucias de la vida, en las llamadas a larga distancia,
en las alegrías, las penas, las iras.
En las batallas ganadas, perdidas, imploradas, necesitadas,
en los vencidos, en los vencedores.
Creo en tus ojos, en los míos. En el mítico momento en que nos cruzamos,
en el adiós inesperado, en ti, en mí; en el recuerdo imborrable.
Decía que la tienes muy fácil creyendo en cosas tan tangibles. Uno tiene que arriesgarse más o sino no pues, sería como jugar "de mentiritas" :P
ResponderEliminarHasta ahí la respuesta nietzschiana.
La otra es mi respuesta epistemológica: todo conocimiento es una creencia. Así que todo lo que sabes lo crees en el fondo xD Lo cual es muy triste porque quieras o no creer en esas cosas, si las conoces crees en ellas o.O
Tienes razón sería imposible creer en algo que no conozco, que no es "sabido" por mí. En todo caso, aunque sean cosas tangibles son cosas que me hacen sentir viva y recordar aquellas que no son tan visibles y que en algún momento marcaron algo en mí Gracias por tu comentario! :)
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