aquel cabello oscuro que el viento sorprendía,
el aroma de siempre,
ojos divinos color chocolate, quería hacerlos míos.
Una mirada tierna, una sonrisa provocadora,
un beso tibio y cálido como el rocío,
El viento dejó de soplar, mi cabello ya no volaba,
tus ojos no me observaban, no eran míos.
