Annie Hall

‎"...Y recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice "doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina" y el doctor responde "¿por qué no lo mete en un manicomio? y el tipo le dice "lo haría pero necesito los huevos" pues eso más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas son totalmente irracionales y locas y absurdas pero supongo que continuamos manteniéndolas porque, la mayoría, necesitamos los huevos" (Woody Allen).

iii

"Esta absurda y triste historia que se pone cada vez peor..."

-Ya no hay forma de pedir perdón, Pedro Aznar.

Brillando en luz de luna estaba la chimenea de la cabaña. Ruy dijo que regresaría pronto, se tardaba. Ruy siempre me decía que me veía bonita con el vestido de flores azuladas, yo le creí. Ruy nunca me miraba a los ojos porque sabía que no me gustaba. Ruy olía los pájaros por la mañana y reconocía el perfume que estaba usando. Ruy sonreía de rojo cuando el camión no pasaba. Ruy me esperaba los martes, jueves y sábados en la casa de Muca. Ruy no entendía porque yo siempre tardaba. Ruy se calentaba las manos en la cocina mientras prendía la sartén. Ruy nunca supo como perdonar ni pedir perdón, siempre lo hacía Muca. Ruy nunca aprendió a tocar el piano porque sus dedos eran muy cortos. Ruy usaba sandalias en las orejas y pomadas en la nariz. Ruy le tenía miedo al monstruo del armario. Ruy hacía un inventario de su amor cada año en Navidad. Ruy soñaba con gritar "Eureka" en un campo de flores y espantapájaros marrones. Ruy contestaba el teléfono insomne cada mañana. Ruy no creía en Papa Noel, Muca tampoco. Ruy tenía una taza de gato con legañas. Pero Ruy nunca fue feliz. Nunca mojó sus pies en el mar rosado de las tardes. Nunca paseó en los botecitos tristes del acantilado. Nunca escuchó canciones para amenizar sus veranos. Nunca intentó comprender el amor roto de un caballo siamés. Nunca buscó la carta de las noches de invierno y el toldo de la fiesta Muca. Ruy siempre estuvo solo. Ruy no entendía, no entendió. Ruy no entiende.